La palabra articulada es uno de los más grandes privilegios humanos. La palabra hablada o escrita es la expresión más perfecta de nuestro pensamiento, nos revela al mundo exterior y es el vínculo más potente y eficaz de nuestras relaciones recíprocas.
Ella tiene un valor psicológico de proyecciones morales independientes de su valor gramatical; una misma palabra según su intención puede expresar estados de espíritu completamente opuestos.
Jesús nos hizo saber que nuestra boca habla de la abundancia que hay en nuestro corazón (Mat.12:34).
Santiago nos presenta la palabra como un poder (Stg. 3:5).
Las guerras empiezan y terminan con las palabras.
La riqueza y la pobreza están en poder de la lengua (Prov. 14:24).
Y aun el juicio final será en consecuencia a nuestras palabras (Mat. 12:37).
Pablo ordeno a Timoteo a que fuera un ejemplo de los creyentes en palabra...(1 Tim. 3:12).
Para hablar bien se deben tener en cuenta al menos los siguientes puntos:
Escuchar (Prov. 18:13) El que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio.
Prestar atención a la Palabra de Dios (Prov.4:20) Hijo mío, esta atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones.
Ser prudentes (Prov. 10:19)En las muchas palabras no falta pecado (error); mas el que refrena sus labios es prudente.
Hablar con simpatía (Prov. 15:23) El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!